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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINTras la baba de caracol, la placenta de tortuga o el cianuro de serpiente llega el turno del veneno de abeja. Kate Middleton, Victoria Beckham, Gwyneth Paltrow, Claudia Schiffer y las hermanas Minogue son algunas de las incondicionales confesas del también conocido como botox de la naturaleza.
La apitoxina es el veneno secretado por las abejas obreras de varias especies. La apiterapia se emplea desde antaño para la cura de enfermedades relacionadas con el sistema respiratorio y los huesos, gracias a sus excelentes propiedades. De hecho, un estudio científico publicado en el National Center for Biotechnology Information de EEUU considera probados sus efectos en el tratamiento de la artritis.
Al aplicar este veneno, el organismo manda sangre a la zona seleccionada mejorando la circulación sanguínea e incrementando la producción de colágeno y elastina en la piel gracias a sus capacidad regenerativa y antibacteriana, que ayuda a la reparación de las células. Además, actúa de barrera contra los radicales libres y relaja las contracciones del músculo facial dejando la piel más firme y jugosa. Este ´secreto´ de la naturaleza con propiedades antibióticas y analgésicas está también indicado para personas con problemas de psoriasis, eczemas y acné.
En el mundo de la estética, la alternativa natural a la toxina botulínica se ha hecho un hueco en lo más alto, porque mejora la circulación de la sangre para que la piel luzca tonificada y rejuvenecida. Actúa directamente sobre los músculos faciales produciendo un efecto lifting inmediato, reafirmando y alisando la piel de inmediato, mientras actúa sobre las líneas de expresión y arrugas, ya que aumenta la producción natural de colágeno por su acción renovadora y reparadora de las células dañadas.
La prestigiosa esteticista británica Deborah Mitchell fue una de las primeras en introducir el veneno de abeja en sus tratamientos faciales, lo que llevó a multitud de celebridades a ponerse en sus codiciadas manos. Ese es el caso de Kate Middleton, que se sometió a su tratamiento como parte esencial de sus cuidados previos a la boda. Fue el periódico Daily Mail el que desveló que la mismísima Camilla Parker-Bowles recomendó el tratamiento ´Picadura de abeja´ de Deborah Mitchell -con un coste de 200 euros- a la entonces novia del príncipe Guillermo.
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