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Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en LinkedINLa cosmética no tiene por qué ser líquida. Los formatos sólidos de todo tipo de productos son cada vez más frecuentes y populares. Sus formulaciones no utilizan (apenas) agua, se valen de ingredientes naturales y prescinden de aditivos químicos con actividad antifúngica o antibacteriana (como parabenos, sulfatos o siliconas). Gracias a su apariencia exterior, semejante al de una pastilla de jabón, la cosmética sólida no necesita envases de plástico para ser comercializada; es considerada un producto “residuo cero”. ¿Todo son ventajas? Aunque estos productos son muy sencillos de utilizar —se aplican secos o algo humedecidos—, es indispensable seguir las recomendaciones de almacenamiento, conservación y observar la fecha de consumo preferente. De no hacerlo, corremos el riesgo de que queden contaminados por bacterias u hongos. A continuación os contamos más sobre la cosmética sólida.
La cosmética sólida hace referencia a aquellos productos de cuidado personal (gel, champú, loción corporal, desodorante, pasta de dientes, perfumes, etc.) que se elaboran con un pequeño porcentaje de agua o sin ella. Independientemente de para qué se utilicen, su aspecto exterior es similar al de una pastilla de jabón tradicional. Al no usar una base acuosa en su formulación, no requieren de parabenos u otro tipo de conservantes, necesarios en la cosmética convencional.
Los ingredientes de la cosmética sólida son naturales, orgánicos y amigables con el medio ambiente. Los principios activos provienen de plantas y aceites esenciales. Los más usados son caléndula, lavanda, avena, limón, aloe vera, jazmín, cúrcuma y argán. Como conservantes se suele emplear vitamina E. Para evitar la sequedad y la irritación se utilizan arcillas, avena, yogur, carbón activo o inulina.
Hoy en día se pueden encontrar todo tipo de cosméticos en formato sólido. El champú fue uno de los primeros productos en comercializarse. Gel, jabón, desodorante, loción corporal, pasta de dientes, perfume, mascarillas capilares y faciales, exfoliantes, agua micelar, desmaquillante, repelente de mosquitos, jabón de afeitado… La lista es interminable y no para de aumentar.
La mayor parte de estos productos necesitan humedecerse antes de ser utilizados, como algunos champús y acondicionadores para el pelo. Otros se aplican directamente sobre la piel, como el desodorante o el perfume.
Las formulaciones de cosmética sólida, sobre todo las denominadas ecológicas, prescinden de aditivos químicos con actividad antifúngica o antibacteriana, conservantes que sí suelen aparecer en los análogos de la cosmética líquida. Para Carmen Coleto, doctora en Biología, este aspecto es relevante: “Se hace para obtener una mejor protección de la salud de la piel y del medio ambiente”.
El bajo contenido en agua de las formulaciones sólidas también es un aspecto que hay que tener en cuenta. “Posibilita que el producto sea poco vulnerable a la contaminación con estos microorganismos indeseados que pueden llegar a provocar problemas graves en la piel y mucosas si se emplean habitualmente en mal estado higiénico-sanitario, sobre todo en personas inmunodeprimidas o enfermas”, señala la experta.
Otro punto a favor de este tipo de cosmética es que es “residuo cero”. Por su formato de presentación y tamaño no requiere de envases plásticos para su comercialización. Este material, altamente contaminante, es muy utilizado en la industria cosmética, que consume alrededor de 120.000 millones de estos embalajes al año. Además, al prescindir de estos recipientes, el transporte y almacenamiento es más sencillo, circunstancia muy interesante en los viajes; al no estar en estado líquido, esta cosmética está exenta de las limitaciones aeroportuarias que afectan al equipaje de mano.
La cosmética sólida tiene un mayor precio que la convencional por el tipo de ingredientes utilizados en su formulación y su grado de concentración. Esta composición se convierte en una ventaja, ya que hace que los productos sólidos duran más tiempo. A modo de ejemplo, una pastilla de champú puede conservarse dos meses mientras que el producto equivalente en formato líquido se agota en apenas un mes. Al final, la relación duración-precio inclina la balanza hacia la cosmética sólida.
Tampoco hay que perder de vista las ventajas medioambientales, ya mencionadas. Así que, aunque de partida los cosméticos sólidos son más caros que los tradicionales, si hacemos cálculos, la inversión saldrá más que a cuenta tanto para nuestro bolsillo como para la salud del planeta.
Seguir de forma estricta las recomendaciones de almacenamiento y conservación de la cosmética sólida, así como observar la fecha de consumo preferente es fundamental. “Si no se hace, el riesgo de contaminación por hongos y bacterias aumenta”, advierte la bióloga. “Este riesgo se ve potenciado porque el pH de las formulaciones sólidas es cercano al pH de la piel, es decir, suele ser menos alcalino que en los cosméticos líquidos. Los pH inferiores a 8 son muy favorables para el crecimiento de muchas especies de hongos”, comenta. Si a esto le sumamos que los lugares habituales de uso de estos productos son ambientes húmedos, con presencia habitual de mohos en el ambiente, la contaminación es muy frecuente si no se tiene cuidado.
La existencia de menos sustancias tensioactivas en la formulación de los cosméticos sólidos puede hacerlos más vulnerables a la contaminación microbiológica. “Estas sustancias se emplean para potenciar la generación de espumas (espumantes) y actúan destruyendo la pared lipídica de los microorganismos, produciendo un efecto antibacteriano que preserva el producto en condiciones habituales de uso y conservación, incluso en ambientes húmedos tales como duchas, con potencial saturación microbiológica. Por lo tanto, depende mucho de la presencia de espumantes en la formulación de cada producto para que este sea más o menos vulnerable a la contaminación microbiológica”, detalla Coleto.
Para la doctora, el elemento clave para minimizar la contaminación microbiológica de estos productos “es emplearlos de modo correcto y conservarlos en un ambiente lo más seco posible, humedeciéndolos tan solo en el momento del uso y propiciando su secado entre uso y uso”.
Fuente: https://www.consumer.es/salud/cosmetica-solida-germenes.html
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