Según publica Antena 3.com, atendiendo al análisis genético, se guardará toda la información sobre los fármacos que debe ingerir el paciente y cuales no. Es una información que no cambia con la edad, con lo cual quedará permanentemente almacenada en la tarjeta farmogenética digital.

Esta novedosa tarjeta tiene un precio de entre 300 y 600 euros y ya disfrutan de este servicio unas 4000 familias. Lo que se hace con este tipo de tarjetas es utilizar el perfil del genoma de cada paciente y así llegar a conseguir la personalización de los tratamientos consiguiendo con ello una mayor eficacia y precisión.

Dr: Ramón Cacabelos

Aunque la inversión inicial en la tarjeta es alta, a largo plazo permitiría ahorrar entre un 20 y  un 30 por ciento el gasto farmacéutico en dos o tres años, según admite Cacabelos. Pero este no será el único adelanto que introduce esta tarjeta, si no que este estudio genético también permite conocer cual es el uso adecuado de la alimentación (nutrigenómica) y de los cosméticos (cosmetogenómica). Es decir, que también nos va a poder cuales son los productos de belleza y los alimentos adecuados a nuestro perfil. No todos los cutis ni pieles son iguales, y cada una responde de manera diferente a un tratamiento.

"Lo que se pongan en la piel se rige por los mismos principios de la farmacogenómica, es decir los de la metabolización adecuada, del transportador del mecanismo de acción de ese producto e incluso de los propios excipientes que consumimos", ha explicado el doctor.

Esto se resume en un avance en la medicina, encaminado a lograr una esperanza de vida mayor para sus pacientes. Lo que nos pongamos en la cara es "prácticamente lo mismo que si se lo metieran por la boca" asegura Cacabelos.